EL REALISMO
Creo que una de las características de las personas
que poseen visión estratégica es un profundo
conocimiento de la realidad que les circunda y una obsesión
disciplinada para trabajar sobre datos y hechos, y no tanto sobre
juicios de valor.
En este sentido, soy de los que cree que una buena
decisión suele ser fruto de realidades detectadas a tiempo,
mientras que una mala decisión suele provenir de
ilusiones no contrastadas. Soy consciente de que muchos
emprendedores iniciaron sus grandes proyectos sobre la base de
ilusiones o visiones arriesgadas aplicando un optimismo no avalado
por los datos y eso también tiene mucho valor, pero,
en mi opinión, eso no es la
visión estratégica de la que hablamos y además esas
“historias de éxito” nos esconden el otro 90% de
proyectos que se quedan en el camino. Tener realismo no
significa carecer de ambición, en cualquier caso.
LA PERCEPCIÓN DEL ENTORNO
Otra de las características que, en mi opinión, han de tener las
personas con visión estratégica es cierta obsesión por
“escudriñar” lo que pasa alrededor. Mirar afuera, analizar lo
que hacen otros, “otear el horizonte”, buscar referencias
externas y estar informado son actividades
esenciales. Evidentemente se trata de percibir el
entorno con cierta profundización, no tanto lo que
“se dice”, como lo que “se hace”, no tanto
“lo que parece”, sino “lo que es”.
Vigilar a los competidores, perseguir el
comportamiento de los clientes, escuchar a los expertos,
dialogar con los proveedores, conocer lo que pasa en otros
entornos geográficos y estar al corriente de las tendencias regulatorias,
políticas o tecnológicas. 3. LA FRIALDAD EN LA REACCIÓN
Implantar una estrategia exige seguir un rumbo prefijado, pero
también adaptarse con rapidez a las señales y vericuetos que
la realidad operativa nos ofrece. Una vez que hay un plan y
comienza a desplegarse aparecen novedades, cambios en las hipótesis
de partida, fracasos, movimientos inesperados, frustraciones.
Creo que ante estas circunstancias alguien con
visión estratégica debe ser capaz y suficientemente disciplinado
para reaccionar antes estos “imprevistos” con frialdad,
con racionalidad, haciendo uso del mismo pensamiento estructurado
con el que se diseñó el plan inicial y huyendo de la
visceralidad, de los aspavientos, de las concesiones a la
galería o de los impulsos excesivamente intuitivos.
Para “dominar esta disciplina” el saber escuchar, la capacidad de
desdramatizar y la capacidad de segregar los problemas en sus
“partes individuales” son esenciales y todas ellas gestionables.
4. ESTAR PREPARADO PARA TODO Es la disposición mental
para aceptar el fracaso, incluso en sus vertientes más
amargas y agudas, como una posibilidad más, frente a
la que estamos intelectualmente preparados. Me refiero a esa
actitud personal de encarar el futuro con
razonable convicción de que se está haciendo lo
más correcto y adecuado, pero también con la serenidad de espíritu de
que todo puede salir mal, pero entonces no se acaba el
mundo, sino que empieza una nueva etapa. Este tipo de
armazón mental, creo que protege a las personas que
tienen la responsabilidad de orientar estratégicamente a sus
equipos contra pecados como la vanidad, la arrogancia o el
despilfarro de recursos que, en mi opinión, suelen
encontrarse en la base de los fracasos
estratégicos de las organizaciones.
PRIORIZAR
Otra de las habilidades que creo que ha de desplegar un profesional
con visión estratégica es la de otorgar prioridades a los diferentes
elementos de juicio que componen la realidad compleja.
Aplicar estrategias implica realizar ejercicios de
opción ante distintas posibilidades; si pudiera hacerse todo
aquello que consideramos positivo para conseguir unos fines, no
estaríamos hablando de la necesidad o conveniencia de
tener esa visión estratégica. Por ello, la facultad de estar
preparado para evaluar distintas alternativas y juzgarlas a
la luz de criterios de priorización me parece un
rasgo exigido.
Una
vez más, creo que aunque hay personas más orientadas a
tomar decisiones que otras, uno puede disciplinarse para
dotarse con cierta sistemática de criterios de priorización
(a mí me gustan las matrices con dos ejes) que
permitan los equipos adoptar sus más informadas decisiones Si aceptamos
que tener visión estratégica está asociado a las habilidades
y características recogidas en este artículo, podemos
sentir cierto optimismo sobre la posibilidad de
desarrollarnos personalmente ya que, como puede apreciarse,
más allá de que algunas personas puedan tener de forma innata mejores
condiciones que otras, el secreto de su desarrollo se haya en gran
medida asociado a cuestiones algo más
gestionables como son la dedicación, el esfuerzo, el
autocontrol, la disciplina, el estudio, la información y la observación.
¿No es mejor esto que la tesis de que sólo tienen visión
estratégica un conjunto reducido de personas dotadas
genéticamente para ello.
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